PREGUNTAS FRECUENTES
SOBRE LA
TÉCNICA DE
FRACTURACIÓN HIDRÁULICA “FRACKING”
Claudia GUZMÁN ROSALES
1.- En qué consiste la técnica de fracturación
hidráulica o fracking
Consiste en hacer una perforación vertical de
tres a cinco kilómetros de profundidad, hasta
llegar a donde se encuentran unas rocas
porosas que pueden ser de esquisto, lutitas
o pizarra. Dentro de estas porosidades se
encuentra gas natural.
Cuando se alcanza la capa de las rocas se
continúa la perforación en el plano horizontal, a
través de la misma. Esta perforación horizontal
suele ocupar un kilómetro y medio de longitud o puede llegar hasta los tres kilómetros. Dentro
de la capa de pizarra se utilizan explosivos para
provocar pequeñas fracturas y se inyectan, por
etapas, de 9 a 29 millones de litros de agua
a muy alta presión, mezclados con arena y
un cóctel de más de 750 aditivos químicos
apuntalantes, entre los que se encuentran
bencenos, xilenos, cianuros, en cantidades de
entre 55,000 y 225,000 litros por pozo, que son
elementos cancerígenos y mutagénicos.
El agua a presión fractura la roca liberando el
gas que luego, junto con agua, arena y aditivos,
retorna a la superficie (retorna entre 15 y 80%
del fluido inyectado).
El pozo se va fracturando entre 8 y 12 etapas,
con lo que el conducto sufre unos cambios
de presión muy grandes con el consiguiente
peligro de quiebra de revestimiento del
cemento. La fractura no tiene forma de
controlarse, rompiendo capas del subsuelo
que provocan diversas afectaciones,
generando sismos y fugas de los fluidos utilizados en el proceso, que escapan a través
de las fisuras o por fallas naturales existentes
en el suelo, así como fallos en la cimentación
del revestimiento y los tanques. Estas fugas
provocan la contaminación de la red de
abastecimiento de agua potable, así como ríos,
agua subterránea y atmósfera cuando llegan
a evaporarse. Así el gas liberado también
contamina la atmósfera y las reservas de agua.
El fluido trae a la superficie otras sustancias
que están en las capas del subsuelo. Es muy
común que estas rocas contengan metales
pesados como el mercurio o plomo, así como
radón, radio o uranio, elementos radioactivos
que llegan a la superficie cuando, previamente,
no estaban allí. Este fluido de retorno se
almacena en piletas abiertas, con diversas
consecuencias, evaporación, esparcimiento
por vientos, desbordamiento, que se traduce
en contaminación.
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